viernes, 8 de junio de 2007

MARINERO EN TIERRA FIRME


“…A mi me dieron el mar y sus orillas, y el golpe de la espuma, el viento y el agua, y el aire de los labios que son las palabras...”
Piero



CAPITULO I

RESPIRO EL OTOÑO CON LA PRIMAVERA EN LA PIEL

Por Víctor Corcuera Cueva



Los sensuales ojos de Nancie reflejaban el alma que se desgarraba, sus labios murmuraban en el silencio de la caótica y diurna limeña, mientras que Philippe con sus ojos tranquilos, bondadosos y sabios expresaban con un fino y expresivo gesto: Lo sabemos, llego la hora. La dura y rebelde Florence miraba de un lado a otro mientras que sus manos, angustiados y enrojecidos ojos emitían el ecléctico sentimiento juvenil. Alban con ojos de avestruz, atino solo a mirar y escuchar las frases del momento D.

Trujillo, ciudad de fundación española, los siglos han pasado a arañazos. Constantes migraciones de pueblos de la árida y ardiente costa norte, así como también de la accidentada sierra andina y porque no de la caliente, húmeda y exótica selva han arribado para sazonar a esta ciudad hasta ser lo que es hoy: Trujillo del Perú.

Yo nací en esta ciudad, ciudad de pantorrilludos, donde se inicio la gesta libertadora y emancipadora del Perú. Mi indomable templeza de viajero y curiosidad me han llevado siempre a parajes paradisíacos y no pocas veces a fortuitos y apocalípticos atardeceres. Desde mis muy queridos y soberbios borseis militares hasta mis zapatillas de caminatas, pasando por llanques, sandalias de cuero y poquísimas veces la planta de mis pies, he caminado por empinadas cuestas, ondulantes y seductoras dunas donde muchas veces sus femeninas sombras me han llevado a fusionarme íntegramente sobre sus calidos lechos. Y es que siempre he sido eterno amante de la naturaleza en su estado virgen y silvestre, este estado de constante dialéctica me ha llevado a lo que me gusta ser y estar: Un Viajero sin fronteras y ciudadano del mundo.

Seguramente Juan Gaviota habría querido ser hombre también, para ir mas lejos de lo que sus alas e imaginación le permitieron alcanzar.

Para mi suerte, mis actividades me permiten conocer personas de diferentes latitudes y horizontes, descubro cada día las heterogéneas realidades sociales del vasto territorio andino peruano. Donde el calor de su gente, sus costumbres, hospitalidad y esfuerzo motivan a seguir creyendo en este país que se esfuerza tener un futuro con dignidad. Y no lo digo solo yo, sino también mis eventuales pasajeros que tengo la oportunidad de conducirlos y guiarlos. Recientemente estoy trabajando como TC [acompañante, Tour Leader, Tour Conductor] por el sur. Una nueva ruta y nuevos horizontes se abren a mis ansias de explorar el país de los Incas y sus ancestros. El avión que separa Lima Bizarra de Juliaca, me permite divisar de manera vertical la superficie andina, donde quebradas, riachuelos, y el incontrastable color marrón terracota que vislumbra y traspasa las pequeñitas ventanas del avión, donde mi emocionado corazón los percibe y palpita arrítmicamente por cada segundo de kilómetro observado. La densa capa de nimbos y otros tipos de nubes me embriaga para diluir el pensamiento y la imaginación entrando a un mundo de Wiracochaz y Perseos…

El capitán anuncia la hora de aterrizaje, después de un par de horas y de haber pasado por el ombligo del mundo aterrizamos en el aeropuerto de Juliaca. Dos agentes de seguridad amablemente me dan las indicaciones de tomar el colectivo que me llevara al puerto del Lago sagrado, donde según la Leyenda Manco Cápac y Mama Occllo emergieron para fundar el Tahuantinsuyu.
Para mi sorpresa el frío no me cala los huesos, sensación que me permitirá observar el trayecto que separa Juliaca de Puno.

Llego a mi hotel, mi grupo de pasajeros me esta esperando en la recepción, emito una amplia y sincera sonrisa y los saludo estrechándoles la mano a cada uno de ellos y de ellas. Después de darles las indicaciones y el plan de visita para el próximo día hacemos un rendez vous para cenar. Salgo a caminar por las inclinadas calles puneñas, el jirón lima, paseo peatonal donde abundan restaurantes y pizzerías. Después de conversar con la mayoría de propietarios encuentro un restaurant apropiado para mis pasajeros. Ambiente calido, servicio acogedor y hospitalario donde por la noche hay una familia de músicos que interpretan melodías andinas. La noche cae repentinamente donde la ausencia del astro rey deja de fondo al centellante firmamento. Un viento helado corre anunciando una noche de estrellas fugaces…

Continuara.

Víctor Corcuera Cueva
Guía de Turismo
Trujillo, 29 de noviembre del 2006

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