miércoles, 20 de junio de 2012

DONDE LA ESPINA BESA MEJOR


EL NOMADA XXVI

DONDE LA ESPINA BESA MEJOR

Cuando era niño me deleitaba apreciando las montañas de la sierra liberteña, en especial las peñas donde solo crecía el “ichu”. Con el tiempo me fue intrigando el desierto, y me fui cuestionando que era lo que yo entendía por desierto. Entonces me di cuenta que el desierto era un mundo infinito, un nada y un todo, como el tiempo: concreto y abstracto a la vez. Películas como “El paciente ingles” de Anthony Minghella, la canción “El desierto” de Lhasa De Sela y libros como “El principito” de Antoine de Saint-Exupéry, me hicieron amar aun más al desierto.
Con los años he ido internándome en el desierto andino, he ido encontrándome conmigo mismo y con el micro cosmos que emergen entre la roca y la arena. Disfrutando de la incandescencia, la llovizna y las ráfagas heladas. Cobijado algunas veces en sus grutas, saboreando la arena muchas veces y siempre extasiado observando los cactus y lagartijas. El desierto alberga organismos que viven desde antes que el hombre andino apareciera, el alterarlo pondría en riesgo el equilibrio de otros ecosistemas, desencadenando consecuencias climáticas nefastas.
El desierto se merece respeto, los monocultivos agro industriales, el crecimiento urbano y los galpones avícolas lo están invadiendo; poniendo en riesgo la salud del medio ambiente.


Aqui el enlace:http://youtu.be/RLfdZNueNnI   


Víctor Corcuera Cueva.

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